Llevo unos
cuantos años trabajando en medios de comunicación, y muchos de estos inmersa en prensa rosa, lo que daba material para llegar
a la líneas “sensacionalistas”, hablo por el lado de la
espectacularidad que manejé si deseo ver
la arista escandalosa, ya que cada nota tenía que llevar como broche el tinte
amarillista para poder ser visto por los ojos de quienes deseábamos y, desde luego que nos harían ganar
audiencia: el público
masivo, criticón, juvenil y con un “sipi sape” de morbo. En fin, el sensacionalismo surge en el momento de escribir la noticia, por sus
elementos en el evento y por los factores que lo rodean. Nosotros debemos
conocer cómo hay que manejar un estilo periodístico que pinte el amarillo para los públicos en nuestro
número de párrafos llenos de humor, historia y noticias. Claro que estando en el medio de comunicación sí se busca
algo de contenido que llame la atención al televidente, lector, etc. Es en el día
a día que se puede
medir el arte de escribir una historia, suena difícil, a la vez fácil; se deben tener
en cuenta factores que alinearán la nota, estas nos lleva por la ruta, pero la dirección es
la ética, el cómo. En el “cómo” está la formula, esta está dada para ganar la audiencia
que se busca de una o varias noticias que se escriben para un noticiero de tv,
radial o prensa escrita.
Pues bien, en
tantos años, digamos que unos 15, he recibido información que bien podía haberla dado por sensacionalista. Esta
debía ser redactada de tal forma que se llene de espectacularidad al puro estilo
farandulero, hacerla diferente a las demás y tener una marca de acuerdo al medio
en que trabajaba en aquel momento. Pero este estilo depende mucho del ser de cada
uno, el periodista imprime con su sangre en la tinta que
da a los demás.
En este caso puntual, del mal visto sensacionalismo,
creo que a veces se pasan “sensacionalisticamente” al
calificarlo, lo ven con malos ojos y
lo catalogan como cruel,
morboso, con dolo, rojo, lleno de sangre, rayando a veces al comunicador
de peligroso, malo, poco profesional. Defiendo la
palabra como tal por que, como verán más abajo, es también respaldada
por las teorías de profesionales de la comunicación, pues tiene la
capacidad de generar sensaciones en el que ve y oye la noticia y, desde luego que depende
mucho de esta las redacciones que esperan
lograr el éxito en vistas, pues de la manera de
contar la noticia dependerá su impacto y réplica.
Como periodistas,
quienes cubrimos la noticia, debemos tener en cuenta el poder que tenemos en
manos, es un placer hacer que esta saque una sonrisa, una sorpresa, una acción en respuesta. Se tiene tanto
que ofrecer teniendo en cuenta que una cosa es informar y otra dañar. Quedémonos
en la faceta de informar, que es para la que nos educaron en
la academia.
A continuación haré un recorrido por algunos
puntos de vista de profesionales que han tratado el tema de manera imparcial, o
por lo menos es lo indicado, pero que no dejan de entregarnos una enseñanza ante
los medios y su estilo noticioso, sea en ámbito duro o de espectáculo,
deportivo, etc…
Comenzaremos con los conceptos básicos, con
sus significados. Los que están en letra cursiva es lo tomado desde una
plataforma, además verán su mención al inicio de cada definición. Lo que está
en paréntesis (…) es mi acotación al tema.
Tenemos… según la real
academia de la lengua este es el concepto de la palabra sensacionalismo: Tendencia a destacar los aspectos más
llamativos o espectaculares de una información para provocar emoción, lo bien
llamado también amarillismo.
El diario El
país de España ofrece y usa esta definición: Tendencia en determinados medios de comunicación (fíjense el hecho
de decir “determinados medios”) a
presentar las noticias destacando sus aspectos más llamativos para producir una
fuerte impresión.
También viene
esta: Tendencia a presentar los hechos y
las noticias de modo que produzcan sensación, emoción o impresión. (y es aquí donde meto la razón de la espectacularidad en la noticia).
En Kalipedia.com,
una enciclopedia virtual de apoyo estudiantil tenemos esto: Intentar que las noticias tengan mucho efecto destacando lo que
provoca gran sensación o temor en el público. (En esta
última aparece lo que yo más veo como
cercano a la realidad: la generación de sensaciones en el público).
El sensacionalismo es la forma de ser extremadamente polémico y
querer llamar mucho la atención. (yo en contra
de este punto de vista) por lo que
vincula el ESCANDALO Y LA PARTICIPACION DE PUBLICO (muy en contra, la formula está en cómo saber
hacerlo y no, como vemos aquí,
gritando, o sea en mayúsculas en el texto).
Sigamos con los orígenes
del sensacionalismo, esto lo informo de la manera más fácil y técnica del caso:
“copiando y pegando” de la página de un reconocido autor, les advierto
que van a leer miles de veces la palabra sensacionalismo, ahí va…
Algo de su historia: Aunque los
datos sobre manifestaciones de carácter sensacionalista presentes en impresos
de circulación masiva se remontan al siglo XVI, con las gacetas alemanas y francesas
que incluían notas sobre crímenes, dramas familiares y chismes de la realeza,
solamente desde la mitad del siglo XIX estas publicaciones fueron asumidas como
una forma diferente de hacer periodismo. Ejemplos de este enfoque en la prensa
se dieron en Francia, Alemania e Inglaterra pero, sin duda alguna, el ejemplo
más claro y el que mejor ilustra el desarrollo del sensacionalismo en la prensa
es el de Estados Unidos. Todo empezó con la batalla periodística entre William
Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, entre 1895 y 1898. Estos dos hombres,
propietarios de dos de los diarios de mayor circulación en la ciudad de Nueva
York, iniciaron una fuerte competencia entre sus publicaciones por alcanzar el
mayor volumen de ventas.
Pero acoto… a esta
historia hay que sumar la existencia de Mickey Dugan, más conocido como El
Chico Amarillo o The Yellow Kid que fue el personaje principal de la serie
Hogan's Alley, una tira cómica de Richard F. Outcault publicada entre 1895 y 1998.
Eran tan buena por su contenido y sátira política que circulaba en dos diarios
a la vez, en el New York World de Joseph Pulitzer y el New York Journal de
William Randolph Hearst, de quienes se habló en el párrafo anterior. Este vestía pijama amarilla con mensajes
políticos, siendo la forma más ligera de hablar en contra o a favor de algún
caso de la época.
Teorías de autor
+Erick R.
Torrico Villanueva, boliviano, dice: “En la jerga técnica del periodismo se usa
indistintamente los calificativos de sensacionalista o amarillista para los
medios informativos que buscan alimentar a sus audiencias con contenidos que
muestran, erigiéndolos en noticias, comportamientos
o sucesos anticonvencionales. Ello, como es obvio, despierta la curiosidad y
aumenta las ventas de ejemplares y/o espacios publicitarios y los ingresos de
los productores de tales materias informativas”.
+Ryszard Kapuscinski, Polaco,
decía en vida: “Nuestro enemigo tiene una
cara suave que es la manipulación. Antes, la calidad de la noticia se
caracterizaba por la verdad; ahora el valor de la noticia ha cambiado. Pesa si
es interesante, no si es verdad. Y esto es una gran pérdida. Es el triunfo del
sensacionalismo”.
+Delia
Steinberg Guzmán,
argentina, afirma respecto a la tv: “Los programas televisivos luchan por
distinguirse a través de los sucesos más duros, violentos, cáusticos…
corrosivos”.
+Carlos R. Eguía, argentino: “En periodismo se entiende por sensacionalismo
toda exageración de la noticia, sin que ello quiera decir que se falte del todo
a la verdad del hecho a noticiarse. (Me apunto a esta teoría). Este concepto de sensacionalismo es un tanto
amplio y, sin embargo, no abarca todo lo que suele denominarse informativamente
sensacionalista. Se suele usar el término derivado de sensación, porque la
información de tipo sensacionalista tiende a causar sensación, a producir un
impacto desacostumbrado, despertando para ello sensaciones, emociones, que subyacen
en el alma humana. Este se relaciona estrechamente con el mundo sensorial, con
los sentidos, con la emotividad, y, en definitiva, con las pasiones. Los medios
de información y comunicación social que más se prestan son la prensa escrita y
la televisión; en menor grado, la radio y la actividad editorial porque tiene
una base formal en la palabra impresa y en la imagen. El cartel, o lo que hoy
se llama poster, que combina palabra e imagen, al igual que la prensa ilustrada
y la TV, puede ser otro de los medios de expresión sensacionalista, y de hecho
lo es con frecuencia. Una misma información, según se presente tipográfica y
literariamente de un modo u otro, puede ser sensacionalista o no. Partiendo de
un mismo texto literario, la tipografía puede producir sensacionalismo por los
caracteres abultados, de gran tamaño y espesor. Por otra parte, un mismo hecho
puede noticiarse de diferente manera, aun respondiendo a las condiciones
exigidas para la presentación periodística de la noticia; lo cual quiere decir
que no incide en lo fundamental, sino en lo accesorio (ejemplo: diario de
la ciudad de Guayaquil, saben de cual hablo); y ello porque no es algo necesario o inherente a lo periodístico, a la
naturaleza de la información o al modo de actuar del periodista. Entender el
sensacionalismo como, uno de los elementos integrantes del interés humano que
debe llevar consigo toda narración periodística, supone identificar periodismo
con sensacionalismo, a lo que no sólo se oponen muchos periodistas sino también
la consideración de la naturaleza del periodismo. Si echamos una simple ojeada
a la historia del periodismo, podemos ver que el sensacionalismo propiamente
dicho, y más aún la prensa caracterizada como sensacionalista, no aparece hasta
fines del s. XIX, coincidiendo con el llamado periodismo amarillo, en la época
que Georges Weill llama edad de oro de la prensa (1870-1914), cuando ya el
periodismo ideológico ha dado más paso al informativo. Precisamente el sensacionalismo
contribuye al desarrollo de la prensa como gran empresa, y conduce a la
implantación de nuevas técnicas de transmisión (teléfono, teletipo, télex,
etc.) y modernos métodos de impresión. Es fácil encontrarlo en un tipo de
periodismo practicado por periódicos más bien independientes, no de partido, y
cuyos fines son principalmente lucrativos (esa es!). Esta clase de prensa encaja en lo que se ha dado en llamar popular y de
grandes tiradas, dirigida a las masas o gran público, que cuenta con grandes
medios, técnicamente más perfectos. A esta prensa pertenecen grandes semanarios
ilustrados; y los países donde está más ampliamente representada son: Francia,
Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos. En general, puede decirse que la prensa
excesivamente sensacionalista es bastante irresponsable, que carece de una
concepción social de la información, que no es objetiva, aunque sí honesta en
sus planteamientos y objetivos. Con la competencia de otros medios más
recientes de información, como la radio y la TV, se ha estimulado el
sensacionalismo de la prensa, que busca captar la atención de cualquier posible
lector, tanto en la forma como en el fondo de su contenido. Por lo primero, se
recurre a los grandes titulares, de estilo directo y lenguaje claro, a una
confección determinada, a la ilustración con garra o agresiva. Puede recordarse
a este respecto que la titulación surgió en Norteamérica con la prensa
sensacionalista. Por lo segundo, se maneja el hecho, de modo que atraiga,
extrayéndole el aspecto pasional por encima de cualquier otra consideración. En
este caso, no sólo estamos ante un periodismo oportunista, de circunstancias,
sino también ante una prensa desorientadora, más deformativa que informativa”
(auch).
Pioneros del sensacionalismo fueron: James
Gordon Bennett (1795-1872) y Joseph Pulitzer (1847-1911). El exagerado
sensacionalismo del primero introdujo en el periodismo un nuevo tipo de valores,
no precisamente éticos. Por los excesos sensacionalistas de Gordon Bennett que,
no obstante, hoy día parecerían timideces, no puede juzgarse toda la prensa
llamada sensacionalista. Puede admitirse moderada, que cultive el interés
humano, sin desorbitar las cosas, sin buscar el halago de las pasiones, o
satisfacer la curiosidad morbosa, y que responda a una escala de valores éticos
en la que la dignidad de la persona y el derecho a la intimidad ocupe uno de
los primeros puestos. Es lo que podríamos llamar sensacionalismo blanco, en el
que no se inventa la noticia, sino que se la supervalora en su aspecto humano y
se le da una presentación tipográfica, con objeto de llamar la atención. Este
se ha practicado especialmente en alguna prensa vespertina y en las últimas
décadas en revistas de gran tirada como un recurso comercial, sobre todo en los
países con libertad de información. En los países totalitarios, que imponen siempre
la censura previa, es utilizado por los gobernantes según sus propios intereses.
En épocas de guerra, la información suele derivarse siendo utilizada como un
arma propagandística por ambos bandos. En el mundo contemporáneo, la palabra y
la imagen que los medios de comunicación transmiten sobre la realidad del
mundo, del hombre, de la sociedad y, determinan los juicios y los modos de comportamiento
de muchos. Por ello el criterio de valoración de la actividad periodística no
debe ser la efectividad, sino la verdad y la justicia, esto lo dijo Juan Pablo
11, en el discurso a los artistas y publicistas en la HekkulesSaal der Residenz
de Munich el 19 de noviembre. 1980. Cuando no ocurre así, cuando en las
informaciones y comentarios de las noticias no se busca siempre la objetividad,
la justicia y la verdad, el peligro de manipular tendenciosamente la
información va unido al peligro de dar preferencia a noticias sensacionalistas.
En periódicos, emisiones radiofónicas o programas televisivos de bajo nivel
existen algunos lamentables ejemplos de ello.
Finalmente
¿por cuál postura apuesta?, si trabajamos en un medio de comunicación seguramente
dirá lo bien que nos ayuda ser sensacionalista, pero recordemos que siempre en
todo lo que publiquemos habrá algo de esto, desde lo más suave a lo más espectacular,
hablando de modo en que se presente la información. Sacando en cuenta los
factores que la hacen de interés general y los que la tornan de una manera
llamativa. El sensacionalismo, si es bien plasmado en la imagen, texto y
audios, será la forma perfecta de captar a un público que busca eso y de la
forma moderada que su educación le permite aceptar y asimilar. No culpemos del
todo a los medios de comunicación por esta fórmula de publicar, hagamos
conciencia de lo que deseamos tener en manos para informarnos y de quienes más
lo deberían ver, el boca a boca es importante para hacer de la noticia más sensacionalista
y vista.
Este es mi
punto de vista, escribo bajo la influencia del sensacionalismo que respiré
muchos años y leo cada día en las portadas.