De la noche a la mañana me llamó una buena amiga que tengo en Colombia, Dianita, a quien conozco hace unos 10 años atrás, cuando ambas trabajábamos en un canal de tv, ella en comercial, yo en producción. Cuando retornó a su país no perdimos el contacto, siempre que podemos nos vemos, ya sea si voy o viene.
Hace varios años ella labora en la empresa
Scheneider Electric (SE), una multinacional de energía presente en todo el
mundo. Esta empresa francesa auspicia a la famosa Marathon de París, y se deseaba
la presencia de un periodista que sea una buena referencia en el éra deportiva, por lo que me pedía
recomendarle algunos nombres; por dos años se contactó con ellos, hasta que en
el tercero me dijo “Mache, ahora te toca a ti, te vas a París”; mi felicidad
fue extrema, no saben cuánto, un gran sueño era visitar Europa y ante muchas
circunstancias no había podido lograr este anhelo; es por esto que este regalo
de Dios no podía ser mejor; luego de que analizaron mi perfil dieron el ok y
fue la forma en que trabajo con mis redes sociales el impulso para definir que
sea yo la que representaría a Ecuador, les gustó mucho DatoCiencia Ecuador, mi emprendimiento
digital de divulgación científica y que cuenta en Twitter con unos 32000
seguidores, y además, en mi hoja de vida está la experiencia de haber sido directora de una revista deportiva, la Barcelona Sporting Club de Ecador, así que armé viaje.
Al mes estuve sacando la visa, y el 3 de abril
volé a Francia para vivir una semana intensa, a mil por hora. La empresa es la
organizadora del Innovation Summit (IS), un evento de tecnología que se replica
en algunos países para mostrar a clientes globales las tendencias tecnológicas,
digitales y de seguridad que ofrecen (aquí puedes ver la nota que realicé para El Telégrafo). Era algo
abrumante, con gente de todo el mundo bajo un mismo techo, en donde la
innovación era la que nos decía ¡despierta que la vida se enciende!, muy acorde
con su lema #LifeisON, a este encuentro de dos días se sumaba la maratón. La carrera fue de lo más sui generis, algo que no he visto nunca en
Ecuador, y consideraría que tampoco en Suramérica, en una sola avenida, La Rue de Rivoli, conocida como la avenida de las tiendas, y con el Arco del Triunfo como referente proncipal, se
sumaron casi 57.000 corredores y, entre ellos, me encontré con 3 hermanos
ecuatorianos que habían viajado desde España para ser parte. No sé cómo los vi,
solo miraba al cielo y me decía “que vea a ecuatorianos, que vea a ecuatorianos” y ahí estaban justo al
frente del local en que nos reunieron para partir al evento, fue en un local de la
Ferrari, exclusivamente cerrado para el personal de SE. Obviamente corrí a ellos,
y los entrevisté para que sean parte de la información del día en el diario en
el cual trabajo y de paso colaboré en El Tiempo de Cuenca. Fue
muy bueno verlos y emocionante en ese mar de gente.
Esto fue parte de lo que SE hizo esa semana
bajo su nombre, pero ahora les comentaré de mi paso por la “Ciudad Luz”,
algo de mi recorrido a pie y metro. Primero les cuento que mi trasbordo en el
aeropuerto de Amsterdan me di una caída épica; debía correr cual gacela para
lograr alcanzar el avión que me llevaría a París, tan poco tiempo tenía que parecía
una de las corredoras de la maratón, pero en un mal paso pisé un papel y volé,
por lo que tengo una marca de guerra, o de viaje, en la rodilla que me recuerda
mi travesía y paso por el aeropuerto más grande que he visto, es una ciudad, y vale decir
que lo mismo viví a la salida de Europa, pero sin caída… uf!
París me recibió a las 4pm de la tarde, con
clima semejante al de Quito, muy rico y con sol; un portugués muy amable me estaba
esperando para llevarme al hotel en un bello auto BMW, marca mu usada para taxis
por lo que vi en las calles. Antes cambié algunos euros, y aquí les recomiendo,
si viajan, cambien desde Ecuador, ya que el cambio me costó muy caro.
El hotel, Le Meridien, es una belleza moderna y
muy bien ubicada, desde la calle del frente se ve el arco del triunfo sobre la
avenida de los Campos Elíseos, una belleza que impacta a sobremanera e invita a
correr a verlo de cerca; tan grande es que pareciera estar a unas cuadras, pero
yo me encontraba a una media hora caminado a paso ágil. La ciudad por algo es tan famosa, sus calles son adoquinadas, sus edificios con
balcones de hierro forjado, con detalles muy elaborados y dorados; cada esquina
es para quedarse a mirar en detalle el encuentro entre dos edificios que
compiten para ser el más bello, entre aceras que no dejan lugar libre de
cafetines y rincones de ventas de adornos, antigüedades, libros, joyas y más…
una maravilla que conjuga los sueños de quienes viven ahí y la hacen la mimada
de Europa. Caminar por dicha avenida es descubrir algo y cada semáforo es un
escenario, ya que muchos paran a tomarse fotos, grabar videos o a disfrutar del
paisaje clásico que brinda.
Al día siguiente de haber hecho la
cobertura del evento de innovación, nos fuimos a cenar con el personal de SE en
metro, una aventura en un laberinto que nos llevó al restaurante de 4 estrellas
para cenar con todo el equipo, éramos el grupo formado por 2 colombianas, 3
argentinas, 6 de Brasil, 2 de Perú, 2 de Chile, y yo de Ecuador, junto con el
equipo de marketing de SE para la región andina; fue una amena noche, con gente
encantadora de diferentes nacionalidades que se ganó mi estima y admiración
total. Luego nos dedicamos a caminar literalmente en la noche parisina, sin
parar unas dos horas pasando por los campos Elíseos, atravesando callecitas,
cruzando edificaciones impactantes, viendo en cada esquina al arco del triunfo
airoso segurinos, hasta llegar a una gran explanada, magnánima, la Plaza de la Concorde,
en donde está la Rueda de París, una estructura brillante gigante y que creo con
unas 100 cabinas para que el turista suba a ver a la ciudad de lo alto, no me
subí, preferí esperar abajo (…), pero desde mi lugar veía al obelisco de
Luxor, procedente de Egipto. Yo, que amo lo egipcio, estaba paralizada viéndolo,
contado sus jeroglíficos y claro, tomando fotos. Tras él, a lo lejos se divisa
a la Torre Eiffel brillante y jugando con las luces, la plaza es tan grande que
ir hacia ella hubiese sido unos 20 minutos a pie, nos quedamos ahí solo viendo
el espectáculo de luces y monumentos por los que estaba rodeada. Tras la rueda
está una de las famosas fuentes, hecha con bronce y que conmemora a la navegación
y ríos, y de fondo el edificio de la ópera de París, siguienda el trayecto llegamos al Museo de Lourvre, sin palabras, solo eso digo, qué hermoso era conteplar este gran espacio iluminado, su piramide... ¡ay su pirámide!
Dos días después fui con la luz del sol. Caminando
por esa misma ruta se cruza por el río Sena en calma, con sus embarcaciones y
la vista imponente de la torre al fondo hasta llegar a Puente del Alma, ese
famoso puente en que los enamorados ponían candados para cerrar su amor por
siempre, esto fue retirado por el peso que ya significaba un peligro estructural y en su lugar hay una
barrera de cristal grueso. A unos cuantos pasos está el monumento a la difunta princesa
Diana, una gran llama de bronce en donde muchos dejan flores. Continuando la
ruta llegué a Trocadero, este lugar es el popular escenario en que se ve la
torre de fondo en toda su magnificencia, es una explanada amplia junto al Sena
con venta de recuerdos y muchos tomándose una foto; al caminar por esta ruta
hacia el norte se pasa por varios locales comerciales hechos con carpas, estos
son enormes y ofrecen antigüedades, muebles, obras de arte, menaje de casa, ropa y mucho más
que, para quien puede llevar gran peso es una opción, ya que hay de todo, se
puede parar una casa literalmente.
He llegado a los jardines del parque de las Tullerías, nuevamente, estos dan la entrada magistral al museo del Lourve, con lagos artificiales en
un espacio al que se entra atravesando el Arco del Triunfo del Carrusel, con
sillas para leer un libro, descansar, tomar una café, pasar un rato agradable
antes de cruzar. Una vez que se ve la pirámide de cristal deseas correr a su
interior, es muy bella, perfecta y disruptiva entre las edificaciones clásicas
que la rodean. Bajando para retornar se aprecia más de la cuidad, ahí tomamos
el metro, con una linda colega, Antonia de Chile, el metro es muy grande, el
lugar preciso para ver la interculturalidad que hay en esta ciudad, había en un
solo vagón, de Senegal, norteamericanos, españoles, chinos, muchos chinos, latinos
y más, lo sabía porque se oye un sinfín de lenguas y acentos haciéndose notar
en cada parada.
La llegar al hotel el cansancio era el que mandaba,
solo logré llegar a dormir, al fin!!! ya que con el cambio de horario estaba
mal, muy mal, no podía dormir bien y aquí entre nos, dos veces me quedé dormida
y me tuve que mover en taxi una mañana y la otra vez me perdí un paseo sobre el
Sena, lo recuerdo y aun sufro.
A la mañana siguiente fuimos a la central de SE a las afueras de la ciudad. Le Hive,o La Colmena, es la sede, este edificio es el primero del mundo en contar con el certificado ISO 50001, en edificaciones inteligentes y en gestión energética. Es enorme, muy tecnificado. Tiene 800 paneles solares, y está sobre un pozo de agua de 60 metros de profundidad para generar energía geotérmica, eso, además, de las novedades que uno veía al avanzar en el tour que nos dieron, para luego terminar en un almuerzo muy agradable con el presidente MKT de SE, Eric Léger, un hombre que debería ser clonado, ¡qué personalidad!.
En la noche nos llevaron a un cóctel de SE para
cerrar los dos días del IS, esto era en un piso alto de un exclusivo edificio y
en donde la Torre Eiffel era la que daba todo el show, a esta la tenía frente a
frente, imponente, pude observarla bien, ver sus placas de nombres de gente
importante de la época, el restaurante que hay en ella a media edificación y
ver como subían y bajaban los ascensores, todo esto mientras nos tomábamos fotos
y hacíamos videos con los compañeros, eso hasta las 9 de la noche, cuando recién
anocheció y se encendía su estructura para regalar un espectáculo de luces a toda la
ciudad, ¡fue increíble, oh lala!.
En la velada, fuimos nombradas, junto con la periodista Martha Gabriel de Brasil, las de mejores resultados en las redes sociales por nuestra
actividad y manejo de comunicación, eso gracias a que íbamos contando lo
sucedido en cada espacio que teníamos para ingresar al teléfono. Por mi lado por medio de fotos y videos que hago a
modo de selfie y cuento alguna novedad... en fin fue una noche muy buena que
cerró con un vino tinto en la mano y la compañía de todo el grupo de colegas y
los amigos de SE que en cada segundo nos trataron como reyes.
Esto es algo de lo vivido durante una semana de
mucho movimiento y aprendizaje, traté de abreviarles para no ser aburrida en la
lectura, pero ¡¡¡¡ah!!! me olvidaba, Paris es una ciudad con muchos túneles, con
decirles que en un ocasión pasamos más bajo tierra que sobre las vías, un
promedio de 20 minutos manejando sin parar, eso sumado a otros detalles como
que en cada esquina veía motos increíbles y carritos Smark de dos pasajeros y
que quería meterlos a la maleta. Y bueno…así con mi viaje. Seguro voy acordándome
más e iré editando este texto.
Espero haber logrado que viajen un rato a
Francia y gozado de mi caminata.
Gracias a Angelica, Flavia, Vanessa, Alessandra, con quienes pasamos los días y a Juan Guillermo, Mauricio, Marco y todos los de SE que nos trataron hermoso y cuidaron siempre.
Merci pour la lectura…