Deseamos en este año no tener más malas
noticias, literalmente estamos deseosos de afirmar que lo que ha pasado en el
2015 no fue real, que las agresiones llenas de odio fueron una pesadilla masiva
y que todas las amenazas dadas al mundo son mentiras de un tonto que anda en busca
de atención. Anhelamos la tranquilidad a la hora de contar los hechos y decir
lo positivo; que eso sea lo único que esté pasando, los actos buenos y, que La
Tierra gira sobre su eje tranquilamente. Que solo sepamos de personas que están
dando de qué hablar por la arista positiva.
Es el día a día que nos induce que escribir y
como, son los actos crueles que nos impulsan a poner palabras nefastas, tristes
y llenas de sangre para el lector, oyente y televidente, esa realidad que nos
vuelve grises con el paso de los años. Estamos dando tanto de que hablar y de
una forma tan negativa que nos oscurece el alma y permite creer que el infierno
nos calentará. Qué visión más turbia la que tenemos que contar. En esta Navidad
periodistas queremos manifestar, que la pena no debería estar y que las
alegrías han de ser las únicas que celebrar. ¿Estamos tan distantes de esa
felicidad?
Este año venidero deseamos informar el fin de
las guerras inútiles, la liquidación de las acciones impunes, de las
injusticias. No queremos ver niños sufriendo, gente sola, a los que se lastiman
por causa de otros. Queremos y estamos listos para recibir mejores noticias,
para decirlas a viva y alta voz a nuestra audiencia, que le contaremos solo
cosas buenas que encaminan a nuestra sociedad hacia un clima de paz, relajación
y prosperidad. No queremos hablar de maldad, hechos absurdos ni desalentadores,
aspiramos armonía, libertad y un campo de flores para explorar, que solo las
columnas sean de máximo beneplácito al exponer un hecho.
Los periodistas vivimos de la noticia, lo que
tenemos que tomar y contar sabiendo que eso puede influir. Lo que nace de nuestra
tinta sangre es alimentado por lo que nos rodea, la tarea es hacerlo entender a
otros de la forma más leal al suceso, es así como cruzamos el día a día de nuestro
trabajo, pero ¿por qué no hacerlo de forma lírica y amena? ¿Por qué no tener un
noble discurso cuando hablamos cada mañana?
Tenemos la misión de hacer este mundo mejor,
con cada una de nuestras informaciones mostradas a la luz del sol, deseamos
tener la ventaja del corazón, de tener claro que el 2016 será de plena luz, con
mucho más que decir a nuestros hermanos, hijos colegas, al mundo. Es el afán
por tener solo positivismo cada vez que leamos el diario, cada día que
prendamos la tv que se vean sinfonías de noticias positivas.
No se puede borrar lo hecho, lo escalofriante,
lo maldito que ya hay en la tierra, pero se puede trabajar en el alma, en la sensibilidad
de la rutina, en lo bueno que hay guardado en el alma calmada y serena. Pensemos
en lo bello del mar, en la luminosidad de las estrellas, en el calor del sol y
en la paz que nos darían nuestros hijos al ver sus ojos, en el ser amado que
conforta las manos, en su tierno beso y el dulce alimento que nos dan sin pedir
nada a cambio. Pensemos en la calidez de las palabras de un padre y una madre,
en la ternura de un animal y en la maravilla del momento justo al descubrir
algo. Olvidemos lo que nos ha lastimado, matado y hecho sufrir por años, lo que
ha dañado el mundo, herido a la Naturaleza y lo que nos hace llorar. No queremos
más maldad, queremos silencio del bueno en toda la humanidad, respeto a los semejantes,
a sus creencias, virtudes y apreciaciones, tenemos que saber valorar cada carga
de conocimiento que recibimos de nuestros maestros y tomar lo que viene por
cada punto cardinal. Tener en la tinta la ventaja de dar felicidad en uno o
dos párrafos, cantar con los demás el himno de un país libre y con camino
abierto. Creamos en un gobierno sano, sin corrupción, elegido sabiamente y con
consecuencias positivas para el pueblo; que no es imposible tener un líder
correcto y justo, sin ataduras para hacer bien sobre lo equivocado y forjando un
Estado amplio y limpio para los que vienen en las próximas generaciones.
Seamos conscientes de cada acto que se genere en
este único espacio que tenemos, de cada titular
que damos al público y con cada mirada crítica que echamos, que la próxima sea para ver un cambio, quizá de a poco, pero con deseos
de superar lo causado por otros y por nosotros.
Los que escribimos esperamos no tener que dar
un resumen anual lleno de pena y angustia con un futuro imposible, pidamos tener
claridad de pensamiento, para ir pasos hacia delante con firmeza, nunca para
atrás, solo es válido para recordar la historia que no debemos repetir como
humanos y como periodistas al momento de informar.
Dic 2015
@machemoreno