Nota publicada en octubre 2019, revista Desde Cero de Diario El Telégrafo
ESPACIOS
COMPARTIDOS O COWORKING Y OTROS EN DONDE TAMBIÉN SE TRABAJA EN
CONJUNTO
El auge de
este tipo de lugares da oportunidades a quienes los alquilan pero, no siempre
estos emprendimientos han marcado el estilo de cómo trabajar en grupo
Ecuador es
uno de los países con más alto índice de emprendimientos, ya sean pequeños o
grandes ya que tiene, según el GEM (Global Enterpreneurship Mentor) un 37% de
TEA (Tasa de actividad emprendedora temprana)
pero esto se lo atribuye, en su mayoría, a emprendedores por necesidad.
Esto, a
decir del economista y master en finanzas, Cristhian Cordero, es por emprendedores
que lo hacen para poder salir de alguna necesidad y se aventuran sin
conocimientos o estudios sobre el negocio y la inversión se puede perder. Es
por eso que Ecuador también marca un porcentaje alto a la hora de negocios
caídos; 28% que se compararía como alto ante el 37%.
“Hay el
emprendedor por necesidad que no eligió serlo, la situación lo llevó a ver qué
hacer para poder vivir. Este se lanza sin análisis de mercado, sin conocer a la
competencia y por ellos tendrá vida corta”, afirma el experto.
Si nos
referimos a los espacios de trabajo que actualmente están apareciendo en las
grandes ciudades de Ecuador, el emprendedor que conoce lo que hace y se ha
preparado para dicha oportunidad saldrá adelante ya que busca oportunidades y abrió
uno porque determinó que hay algo en lo que se puede ganar e innovar junto con
otros. El problema es que hay poca innovación y mientras no se tenga eso
cualquier negocio estará atrapado por el gran mercado y puede quebrar.
La tendencia
mundial de compartir un espacio no es nueva; coworking como tal, brinda un lugar
de trabajo para que varios puedan desarrollar sus actividades o negocios de
manera más económica. Los costos que enfrenta un emprendedor para estar en el
mercado son muy altos, hay barreras de entrada como los posibles permisos, y
pagos de servicios, además, los que no cuentan con esto, a veces pagan en una
cafetería para estar unas horas y reunirse con sus clientes, lo que obliga a
consumir. Estos ya están siendo desplazados y quedarían como espacio de ocio,
literalmente para un café, y aun así, en los coworking el café es siempre
gratis.
Todo
profesional busca estar un en lugar seguro y cómodo con una ubicación
estratégica, detalle que atrae y ayuda a concentrarse, es por ello que se busca
una zona privilegiada para captar clientes. Eso califica de sobremanera a la
inversión.
La sinergia
es lo más importante pero no siempre esto será en un coworking, hay lugares que
se comparten para brindar servicios a quienes lo requieran, y estos han variado significativamente de acuerdo a lo
que el cliente busca.
AsertivaLab,
ubicado en Guayaquil en La Garzota se creó con el fin de ser un verdadero
laboratorio de emprendedores, “Es un espacio que busca propiciar un ecosistema
de emprendimiento para atraer a negocios nacientes y apoyar a nuevos
emprendedores”, asegura Cordero, quien se sumó hace dos años a este mercado e
interactúa diariamente con distintos tipos de negocios, creando un campo de
acción constante al que no califica como una extensión de viene raíces.
“Aquí se
genera contenido y negocios, no debemos rentabilizar el metro cuadrado dentro
de las oficinas, el coworking debe ir mas allá, es la gestión del conocimiento
que se pueda generar dentro de este ecosistema; tenemos una línea de educación
y conocimiento, escuela de análisis de finanzas y temas bursátiles, esto
es incubación”, afirma.
Hace tres
años en la Via a Samborondón apareció Panal coworking, un amplio espacio que
abrió posibilidades a 5 amigos que se hicieron socios para dejar de trabajar en
casa. La idea la captaron de un viaje a New York en el que identificaron este
negocio, hoy, sus socios cuentan con muchas ventajas.
Dos de sus
socias fundadoras, Claudia Cervantes y Cristina Florido, de ventas y marketing,
respectivamente, afirman que el dejar de trabajar en la casa les abrió grandes
caminos para brindar lo que buscaban ellas y otros, un lugar seguro y con todos
los servicios. Tal ha sido su acogida que hace un año abrió su segundo espacio
en Puerto Santa Ana.
Esta
comunidad, como la describen, se la logró ampliar gracias a las redes sociales
y del boca a boca. “Fuimos cambiando la idea de acuerdo a las necesidades de
los clientes, con las divisiones, distintos planes y servicios. Si hay algo que
se aprende de este proceso es que es de cambios constantes”, comentó Florido.
De acuerdo
a la web www.coworker.comm que une y promociona a nivel mundial estos
espacios, en Ecuador hay 59, En Quito 38, Cuenca 7 y en Guayaquil 14, de los
cuales Panal cuenta con valoración máxima, lo que le ha significado un premio.
Cordero
contrasta en que el ecuatoriano no define bien este concepto, hay los que hacen
espacios en su casa, los que les quedó muy grande la oficina y deciden alquilar
y se autodenominan coworking y en Guayaquil no deben haber más de 10 que realmente
tengan un modelo de gestión como tal, asegura.
En cada
sitio se debe dar asesoría o mentoría y eso depende mucho de quien está detrás
del mismo, hay que generar charlas y cursos para reforzar las capacidades de
todos los que trabajan y alquilan.
Hay
profesionales que ha decidido compartir su lugar de trabajo, como Karelia
Rabilero, ginecóloga y Bernardo Fernández Laplace, médico general e
intensivista, esta pareja de esposos encontró en el hecho de comparti
copnsultorio la solución para atender de manera particular, si bien cuenta con
trabajo en Aprofe y en la Clinica Alcivar, respectivamente, coordinan agenda
para usar por horas y en días específicos el lugar ubicado en Medicorp de la
Kennedy.
“Nos
movemos mucho para estar en sintonía, usar el consultorio y no cruzarnos con
los pacientes; nos manejamos previa cita para no hacer esperara a los
pacientes. Pero sin duda la ubicación es importante, en la ciudadela Kennedy de
fácil ubicación”, cuenta Fernández Laplace.
Rabilero
comentó en cambio que ha sido ideal compartir un espacio para dar consultas y
que a veces los pacientes pueden tener alguna patología y es directamente
derivado a su esposo como médico general e intensivista y en el mismo
consultorio se tiene todo para atenderlos.