Publicada en octubre en revista #DesdeCero de El Telégrafo
Gustavo Manrique
SER SOSTENIBLE ES BUEN NEGOCIO PERO, FALTA
MADUREZ EN EL MERCADO ECUATORIANO
A nivel
empresarial la conciencia social y ambiental ha tomado partido y los cambios se
empiezan a notar.
La
tendencia mundial que busca que seamos empáticos con los cambios ambientales va
creciendo; Ecuador no está fuera de ello y no solo involucra a quienes aspiran
un mundo mejor; el campo empresarial debe modificar su manera de producir hacia
la sostenibilidad, eso lo afirma el ingeniero agrónomo Gustavo Manrique
Miranda, presidente de la consultora ambiental Sambito que por 20 años trabaja
con empresas y civiles para dar soluciones en campos de dicho tema.
¿Qué ejemplo se puede dar para entender de
mercados sostenibles?
Es un
mercado emergente y algo inmaduro por el tiempo de vigencia, pero la tendencia
de crecimiento de los mercados sostenibles debe ser una de las de mayor alza en
el mundo; para dar cuenta de eso últimamente han salido millones de personas, en
su mayoría jóvenes, a las calles a protestar sobre el cambio climático y con
eso no cabe la menor duda. Por ejemplo, esto se aplica en empresas de
iluminación y muchos hacen las cosas para generar y ahorrar energía cambiando a
equipos eficientes o a luces led. Hay carreras universitarias que ahora cuentan
con la sostenibilidad en su malla como arquitectura sustentable, turismo
sostenible, ingeniería ambiental y más. Si hablamos de certificaciones hay la
de carbono neutro, huella de carbono, huella hídrica, las ISO. En los alimentos
hay los orgánicos y valoramos más el valor nutricional, hay más tiendas con esa
línea, se desea conocer cuánto se paga al productor; entonces la tendencia
crece desde la perspectiva de lo que pide el mercado.
Ecuador fue
el primer país que dio derechos a la naturaleza, en la Constitución hay una
serie de ordenanzas y leyes, las afectaciones ambientales son imprescriptibles
(que no pueden perder vigencia o validez), hay delitos que en 10 años se está
prescrito, en esto nunca y tienen repercusiones penales. De ahí hay tendencias
religiosas y otras, pero esto es global, no se puede discutir que su
crecimiento es logarítmico.
¿Cómo Sambito ha logrado cambiar la forma de
pensar de muchos?
Es probable
que esta empresa haya sido una de las pioneras y hoy somos un ecosistema de 7
que tienen como función principal o negocio salvar al planeta. Tenemos
soluciones que van desde el comportamiento cotidiano en el hogar hasta con
multinacionales o hidroeléctricas, hemos participado en políticas públicas,
hace poco fuimos parte del equipo técnico que hizo la ordenanza de uso de
plásticos de un solo uso en Guayaquil.
Esto,
Sambito, va por 4 líneas integrarles de servicios 1) Asesoría para la cumplir
la normativa de lo que se tiene que cumplir de cara a la Ley, con nosotros,
quien sea, debe cumplirla con estudios de impacto ambiental, de cumplimiento,
registro, planes de manejo y más si la empresa es grande o pequeña, cualquiera
que tenga una transformación tiene que hacer un estudio ambiental y así se
puede sacar una licencia o registro ambiental. 2) Todo lo voluntario y que se
quiera hacer más allá de la Ley, como por ejemplo sacar una certificación, que
nadie obliga a tenerla ya que uno mismo la debe tramitar, o si desea compensar
emisiones se siembran árboles para dejar huella verde o neutro.
Ninguna
autoridad lo exige pero sí el mercado; por eso asesoramos con planes de manejo
ambiental, huella de carbono, huella neutro, huella hídrica, huella de carbono
neutralidad, planes anuales y guías de sostenibilidad. Hace poco construimos,
junto con el Municipio de Guayaquil, la primera universidad infantil de
reciclaje y ahora estamos haciendo con ellos un proyecto con Puná sostenible y
con la prefectura hicimos huertos orgánicos; eso lo hacemos porque los clientes
quieren. 3) Económica circular ya considerada el futuro del planeta, ya que por
más que todo sea ecológico todo viene de la naturaleza, entonces es conocer
cuántas veces le pides lo mismo para satisfacer tus necesidades. Por ejemplo,
luego de 5 años cambié de celular, ya que conozco que tiene cobre, bronce,
aluminio y más elementos que vienen de la naturaleza.
Este concepto hace que yo
lleve el celular a una recicladora, lo desmantelen y vendan cada parte, se
recupera cada elemento y se hace algo nuevo. De esto tenemos tres empresas:
Primero la mayor recicladora de llantas del país, Seginus, Sistema ecuatoriano
de gestión integral de neumáticos usados en Guayaquil, que ha reciclado un
millón y medio de llantas desde que se empezó hace año y medio, esas llantas se
van a hacer cogeneración eléctrica en hornos cementeros, pirolisis, que es un
tipo de combustible u artesanías como las que hay ahora en Guayarte en un
parque de economía circular que inauguramos. La segunda es un tema de
reducciones de Co2 por medio de ultrafitrado de diésel, y tercero la Fundación
Latinoamérica Verde, donde premiamos, mostramos y conectamos a los mejores
emprendedores y empresas de América Latina. Es un ecosistema dinámico
empresarial con lo que se logra sacar mucha ayuda.
¿Cómo transformar la mente empresarial para que
tome en cuenta esto?
La una es
porque deseas transformar el mundo y se debe llegar a un nivel de madurez
económica y de conciencia, y la otra es porque se ganará dinero. Los primeros
años de Sambito se buscaba salvar al mundo y no nos hacían mucho caso. De ahí
llegó a nuestras manos un estudio de PWC, Price wáterhouse Coopers, una de las
firmas auditoras más importantes del mundo, en que decía que las empresas que
se metían en temas de responsabilidad corporativa y con huella de carbono son
entre 15% y 22% más rentables que antes de medirla; esto se da porque tomaron
conciencia de su grado de contaminación e implementaron medidas de reducción;
hay que entender a la emisión de Co2 como un gas que en algún momento se pagó
en una planilla de aire acondicionado, de combustible, de transporte, etc. Se
cambió el discurso para demostrar cómo con un proyecto ambiental se podía ser
más rentable de manera significativa en estos rubros. Hay algunos que pueden
hacerlo por esta madurez económica o entienden mejor de lo que se habla y se
informan porque es difícil hacer el primer paso para luego ver ese cambio. Esto
es para todo tamaño de empresa e independientemente del dinero que se tenga, y
aun más es para un pequeño que empieza.
¿Entonces es la vía correcta para generar más
dinero?
Me atrevo a
decir que la economía de lo ambiental no es inferior a los 800 millones de
dólares y nadie lo ha visto, nadie lo ha sumado en un clúster (grupo de
empresas interrelacionadas que trabajan en un mismo sector industrial y que
colaboran estratégicamente para obtener beneficios comunes), necesitamos que
las autoridades vean al sector ambiental en uno. Por ejemplo, las empresas de
acero, sea producido aquí o importado, el 100% de su materia prima es
reciclada, hay varios recicladores que facturan más de 15 millones anuales;
entonces cuando se vea a un sector del mercado como un clúster se dan cuenta de
que hay un grupo de gente o empresas que sumados están facturado millones y
empiezan a crear leyes, ordenanzas, regulaciones, mecanismos financieros,
tributarios, incentivos y una serie de actos que apuntan a desarrollar un
mercado que no han visibilizado.
¿Qué falta para que la gente sepa de esto?
Por
espacios de la prensa se logra informar. Todos somos periodistas ambientales,
es querer comunicar y tener la responsabilidad de denunciar, delatar, corregir,
avisar. Esto nos masifica y los impactos nos multiplican. Con campañas, por
ejemplo, se puede lograr cambiar el pensamiento sin duda alguna. Ahora evadir
impuestos y contaminar está mal visto por los hijos, antes eras “el sabido” y
ahora un niño no soporta eso, no te ve bien; si botas algo desde el auto los
más jovencitos te reprimen. Se puede cambiar, ahora hay ejes ambientales que
mandan un buen mensaje.
¿Qué hacen los premios Latinoamérica Verde en
este campo?
Son 10
categorías para manejo de residuos sólidos, desde empresas pequeñas a grandes y
se evalúan cinco criterios: el impacto ambiental, impacto económico, impacto
social, la escalabilidad, o sea cuanto más se puede crecer, e innovación. Son
300 expertos de 20 países que califican, este año fueron 2332 casos y se hizo
un ranquin de 1 a 500, y de ahí el jurado que, incluye a Naciones Unidas, Conservación
internacional, WWF, National Geographic, Fundación Avina y Ban Colombia, elijen
a los 10 mejores y PWC participa dentro de esta sala, luego se conocen en la
gala de premiación.
Los ganadores, ¿logran mantenerse?
De los que
hemos premiado en 6 ediciones el 100% sigue trabajando dentro y fuera de
Ecuador. Generalmente el 85% en el mundo fracasa por falta de financiamiento o
falta de networking, en estos casos el premio les dio visibilidad y han
aumentado sus ventas y consiguieron financiamiento.
Son 20 años promoviendo esta opción, ¿qué fue
lo más duro?
En Sambito
somos optimistas por excelencia y nos gusta crear. Trabajamos y no pensamos más
en ese esfuerzo que pasamos por haber logrado algo bueno para el ambiente. No
recordamos los no, que son muchos, pero nos dieron más ímpetu. En el arranque
definir qué hacíamos fue lo más difícil, es que era un intangible y con el
tiempo hemos migrado de ser una consultora ambiental a ser una empresa de
tecnología informática que da servicios ambientales. El 60% de los industriales
quieren una transformación digital que la hemos cubierto desde la perspectiva
ambiental.
Ser
ecológico es un paradigma y se dice que es menos rentable; sí es rentable, por
eso nos definimos por ser una empresa doblemente verde, porque nos preocupamos
del verde del planeta y hacemos ganar más dinero.
La
sostenibilidad tiene tres ejes: 1) que se gane dinero o que no se lo pierda, 2)
que la sociedad gane y 3) que no se afecte al ambiente. Si se logra unir esos
vértices es sostenibilidad igual a Economía + ambiental + social.
“Ser
sostenible es tener en orden la actividad ambiental de una empresa, la segunda
es que una vez que cumples con la ley viene lo que deseas más allá de la misma,
eso es la entrega que se da por conciencia al mundo para protegerlo”.