lunes, 14 de octubre de 2019

ESPACIOS COMPARTIDOS O COWORKING Y OTROS EN DONDE TAMBIÉN SE TRABAJA EN CONJUNTO


Nota publicada en octubre 2019, revista Desde Cero de Diario El Telégrafo


ESPACIOS COMPARTIDOS O COWORKING Y OTROS EN DONDE TAMBIÉN SE TRABAJA EN CONJUNTO

El auge de este tipo de lugares da oportunidades a quienes los alquilan pero, no siempre estos emprendimientos han marcado el estilo de cómo trabajar en grupo

Ecuador es uno de los países con más alto índice de emprendimientos, ya sean pequeños o grandes ya que tiene, según el GEM (Global Enterpreneurship Mentor) un 37% de TEA (Tasa de actividad emprendedora temprana)  pero esto se lo atribuye, en su mayoría, a emprendedores por necesidad.
Esto, a decir del economista y master en finanzas, Cristhian Cordero, es por emprendedores que lo hacen para poder salir de alguna necesidad y se aventuran sin conocimientos o estudios sobre el negocio y la inversión se puede perder. Es por eso que Ecuador también marca un porcentaje alto a la hora de negocios caídos; 28% que se compararía como alto ante el 37%. 

“Hay el emprendedor por necesidad que no eligió serlo, la situación lo llevó a ver qué hacer para poder vivir. Este se lanza sin análisis de mercado, sin conocer a la competencia y por ellos tendrá vida corta”, afirma el experto.

Si nos referimos a los espacios de trabajo que actualmente están apareciendo en las grandes ciudades de Ecuador, el emprendedor que conoce lo que hace y se ha preparado para dicha oportunidad saldrá adelante ya que busca oportunidades y abrió uno porque determinó que hay algo en lo que se puede ganar e innovar junto con otros. El problema es que hay poca innovación y mientras no se tenga eso cualquier negocio estará atrapado por el gran mercado y puede quebrar.

La tendencia mundial de compartir un espacio no es nueva; coworking como tal, brinda un lugar de trabajo para que varios puedan desarrollar sus actividades o negocios de manera más económica. Los costos que enfrenta un emprendedor para estar en el mercado son muy altos, hay barreras de entrada como los posibles permisos, y pagos de servicios, además, los que no cuentan con esto, a veces pagan en una cafetería para estar unas horas y reunirse con sus clientes, lo que obliga a consumir. Estos ya están siendo desplazados y quedarían como espacio de ocio, literalmente para un café, y aun así, en los coworking el café es siempre gratis.

Todo profesional busca estar un en lugar seguro y cómodo con una ubicación estratégica, detalle que atrae y ayuda a concentrarse, es por ello que se busca una zona privilegiada para captar clientes. Eso califica de sobremanera a la inversión.

La sinergia es lo más importante pero no siempre esto será en un coworking, hay lugares que se comparten para brindar servicios a quienes lo requieran, y estos  han variado significativamente de acuerdo a lo que el cliente busca.

AsertivaLab, ubicado en Guayaquil en La Garzota se creó con el fin de ser un verdadero laboratorio de emprendedores, “Es un espacio que busca propiciar un ecosistema de emprendimiento para atraer a negocios nacientes y apoyar a nuevos emprendedores”, asegura Cordero, quien se sumó hace dos años a este mercado e interactúa diariamente con distintos tipos de negocios, creando un campo de acción constante al que no califica como una extensión de viene raíces.
“Aquí se genera contenido y negocios, no debemos rentabilizar el metro cuadrado dentro de las oficinas, el coworking debe ir mas allá, es la gestión del conocimiento que se pueda generar dentro de este ecosistema; tenemos una línea de educación y conocimiento, escuela de análisis de finanzas y temas bursátiles, esto es  incubación”, afirma.
Hace tres años en la Via a Samborondón apareció Panal coworking, un amplio espacio que abrió posibilidades a 5 amigos que se hicieron socios para dejar de trabajar en casa. La idea la captaron de un viaje a New York en el que identificaron este negocio, hoy, sus socios cuentan con muchas ventajas.
Dos de sus socias fundadoras, Claudia Cervantes y Cristina Florido, de ventas y marketing, respectivamente, afirman que el dejar de trabajar en la casa les abrió grandes caminos para brindar lo que buscaban ellas y otros, un lugar seguro y con todos los servicios. Tal ha sido su acogida que hace un año abrió su segundo espacio en Puerto Santa Ana.

Esta comunidad, como la describen, se la logró ampliar gracias a las redes sociales y del boca a boca. “Fuimos cambiando la idea de acuerdo a las necesidades de los clientes, con las divisiones, distintos planes y servicios. Si hay algo que se aprende de este proceso es que es de cambios constantes”, comentó Florido.

De acuerdo a la web www.coworker.comm que une y promociona a nivel mundial estos espacios, en Ecuador hay 59, En Quito 38, Cuenca 7 y en Guayaquil 14, de los cuales Panal cuenta con valoración máxima, lo que le ha significado un premio.

Cordero contrasta en que el ecuatoriano no define bien este concepto, hay los que hacen espacios en su casa, los que les quedó muy grande la oficina y deciden alquilar y se autodenominan coworking y en Guayaquil no deben haber más de 10 que realmente tengan un modelo de gestión como tal, asegura.

En cada sitio se debe dar asesoría o mentoría y eso depende mucho de quien está detrás del mismo, hay que generar charlas y cursos para reforzar las capacidades de todos los que trabajan y alquilan.
Hay profesionales que ha decidido compartir su lugar de trabajo, como Karelia Rabilero, ginecóloga y Bernardo Fernández Laplace, médico general e intensivista, esta pareja de esposos encontró en el hecho de comparti copnsultorio la solución para atender de manera particular, si bien cuenta con trabajo en Aprofe y en la Clinica Alcivar, respectivamente, coordinan agenda para usar por horas y en días específicos el lugar ubicado en Medicorp de la Kennedy.

“Nos movemos mucho para estar en sintonía, usar el consultorio y no cruzarnos con los pacientes; nos manejamos previa cita para no hacer esperara a los pacientes. Pero sin duda la ubicación es importante, en la ciudadela Kennedy de fácil ubicación”, cuenta Fernández Laplace.

Rabilero comentó en cambio que ha sido ideal compartir un espacio para dar consultas y que a veces los pacientes pueden tener alguna patología y es directamente derivado a su esposo como médico general e intensivista y en el mismo consultorio se tiene todo para atenderlos.